A Páscoa de Dom José Rodrigues

 

Redentorista, bispo, místico e profeta

Por Maria Luisa del Pozo – OSR (*)


TEXTO ORIGINAL


LA PASCUA DE DON JOSE RODRIGUES. Redentorista, obispo, místico y profeta.


Aquello de lo que te enamoras, lo que arrebata tu imaginación, afectará a todo lo que toques… Determinará lo que te haga levantar por la mañana, lo que harás con tus atardeceres, lo que leas, a quien conozcas, lo que te rompa el corazón y lo que te llene de asombro (Pedro Arrupe).


Fue el enamoramiento de Jesús y su misión, lo que llevó a José Rodrígues a ingresar en la Congregación del Santísimo Redentor.

La misión encomendada a la Congregación de evangelizar a los pobres comprende la liberación y salvación de toda la persona humana. Los congregados deben proclamar explícitamente el evangelio, solidarizarse con los pobres, y promover sus derechos fundamentales de justicia y de libertad, empleando los medios que son más conformes con el evangelio y a la vez más eficaces… En su anuncio proclaman de manera especial la redención copiosa: es decir, el amor del Padre “que nos amó primero y nos envió a su Hijo..” (cfr Cs. 5)

¡Que bien entendió Don José el Espíritu de las Constituciones! ¡Cuanta ternura y firmeza al mismo tiempo! Él quería ofrecer el mejor servicio a la misión y para esto se especializó en Catequesis y Pastoral en Bruselas. Regresa a su Brasil natal donde se entrega sin reservas a su labor misionera en Sao Paulo, Minas Gerais, Paraná y Amazonia.

En 1970 fue elegido Superior Provincial de los Misioneros Redentoristas de Goiás y Distrito Federal, pero el Señor le tenía reservada una nueva parcela en la que su vocación redentorista se iba a desplegar con toda su energía de místico y de profeta.

En 1975 fue ordenado Obispo de la diócesis de Juazeiro situada en el nordeste de Brasil, donde la tierra es abrasada por el sol y la convierte la mayor parte del tiempo en auténtico desierto. Pronto iba a descubrir la pasión que implica vivir la misión de anunciar la buena noticia a los pobres. La construcción de la hidroeléctrica de Sobradinho, arranca a más de 70.000 personas de sus propias raíces y este hecho agudiza en él su capacidad de lucha, su solidaridad con el pueblo excluido y su defensa insobornable de los más pobres lo que le va a acarrear duras y repetidas acusaciones y amenazas por parte de los poderosos.

Don José acostumbra a contemplar todo lo que le rodea y a tomar partido. Como Jesús contempla, también, la naturaleza. Sabe que, al igual que el “mandacarú” (cactus propio del lugar), que a pesar de crecer en terrenos desérticos y pedregosos, acumula en su interior toda la humedad absorbida por sus raíces, sabe que es posible despertar en el corazón de hombres y mujeres todo lo que hay en ellos de compasión y de deseo de justicia y promueve, dentro de su diócesis diferentes pastorales: de la tierra, infancia, juventud, salud, de los pescadores, de las prisiones, de la mujer marginalizada… de comunicación audiovisual, creación de una gran biblioteca, producción de radio, televisión, periódico, etc.

El pasado domingo, como el mandacarú que al atardecer abre sus preciosas flores blancas y al amanecer del siguiente día mueren para dar paso al fruto, Don José nos dejó para ir a la casa del Padre. Los habitantes del lugar dicen que cuando el mandacarú florece es porque viene la lluvia que en aquel desierto es bendición. Toda una premonición de los cielos nuevos y la tierra nueva que anunció D. José.

La Pastoral de la Mujer Marginalizada de Juazeiro que hoy lleva adelante el Instituto Hermanas Oblatas del Smo. Redentor, reafirmamos el compromiso de continuar el legado que “Don José Rodriguez” hermano y compañero de camino, redentorista y obispo, compartía con otro obispo, José Mª Benito Serra, nuestro fundador: vivir la compasión y la justicia con las mujeres que ejercen prostitución y son víctimas de la trata para la explotación sexual.

Con certeza, aquellas que le han precedido habrán salido a recibirle y le habrán dicho: porque tuve hambre de pan, de cultura, de dignidad, de justicia, y nos diste de comer. Porque nos defendiste cuando nadie creía en nuestro testimonio… Porque, como Jesús, no tuviste inconveniente en caminar con nosotras, dejarte tocar y decirnos: mujer, tu fe te ha salvado…Porque nos abriste de par en par las puertas de la catedral de Juazeiro y contigo pudimos llamar a Dios Padre Nuestro, porque nos enseñaste a poner en Nossa Senhora das Grotas nuestra esperanza… Por tantos otros porqués ENTRA A PARTICIPAR DE LA ALEGRIA DE TU SEÑOR.

Mª Luisa del Pozo. OSR

 

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